Cecilia
Alejandra Accorinti sobre “CALÍGULA. Revolución en el mercado místico” para el
portal de internet “Show Online” (Setiembre 2011)
Esta versión de Calígula nos
muestra una vez más que en la historia todo se repite, el tiempo pasa y a veces
pareciera que estamos encarrilados en una cinta de moebius donde todo se torna
interminable, cambian las formas, pero el fondo se mantiene fijo.
El clásico, en este caso fue
aggiornado y podemos ver como los hechos que se desarrollan en un país X de la
actualidad, donde los medios son un recurso fundamental, se establecen claros
paralelismos con la historia del emperador romano y su época.
Calígula intenta manejar a sus
colaboradores, los quiere someter carismáticamente, convencerlos y así lograr
que hagan lo que él quiere… no con todos lo logra.
Al ver que sus objetivos no son
cumplidos y comprobar que las cosas van de mal en peor, toma una serie de
medidas desesperadas y contraproducentes que lo guían directamente al caos.
Poco a poco se va transformando en un tirano y pareciera que sus facultades
mentales se fueran deteriorando, da la sensación que todo lo que le pasa lo
supera y el cuerpo le queda chico.
En la puesta ideada y dirigida
por Emiliano Montes, quien también protagoniza la obra, va increyendo dramáticamente
y la tensión si bien está presente desde el arranque, hacia el final va
estremeciendo cada vez más a la platea. Emiliano muestra un gran compromiso
actoral, su personaje tiene mucha fuerza y un grado de locura que hace ver cuan
al límite esta viviendo ese hombre al que nada lo colma. Posee una gran entrega
física y realiza gran parte de la obra desnudo, lo interesante de este punto es
que llega a tener tanto peso lo que está pasando en escena, que la falta de
ropa no solo pasa a ser un mero detalle de segundo grado, sino que incluso se
justifica desde la situación; Calígula habla de un despojarse de las
vestimentas para alejar al ser humano de la alienación y ataduras que estas
provocan.
Por otro lado tenemos a Cesonia,
su esposa (Soledad Leone) quien encarna un rol fuerte, siendo que es la mujer
que lo sostiene incondicionalmente y lo alienta a seguir adelante; Soledad se
desempeña con soltura y naturalidad, aportando el nivel de dramatismo
requerido.
Quien llega al principio apoyaba
a Calígula y cuando este empieza a comportarse como un tirano, se le opone
fervientemente, es Gala. Este hombre está representado por Andrés Martínez,
quien hace un muy buen trabajo; es notorio como va mutando su postura,
reflejándose tanto en la actitud como desde lo físico.
El resto del elenco Walter Ego
(Quereas) como Gaucho (Léntulo) hacen un buen trabajo, sus personajes realizan
todo lo que el mandatario les indica, incluso cuando esto es ridículo y pasa
los niveles de lo racional.
Respecto a lo técnico, hay una
interesante puesta de luces, para crear los diferentes ámbitos y climas.
Escenográficamente si bien se presenta muy simple en principio, solo con unas
tarimas forradas en papel film, que los mismos actores van cambiando de
posiciones en relación a lo que va pasando, hay algunas sorpresas muy
efectivas, sobre todo avanzada la historia.
El vestuario es moderno pero con
rasgos de obra clásica, diría más, podría ser el vestuario de algún grupo de
“pop moderno”.
Una obra que respeta el espíritu
del clásico pero le aporta novedad, todoesto acompañado de una línea
argumental que crece y explota; una obra con muy buenas interpretaciones y muy
fuerte en cuanto a contenidos. Una historia que pega y lleva necesaria y
linealmente a pensar en el pasado de nuestro país, en las clases gobernantes y
la sociedad, en la vorágine que se vive y como los hechos se pueden dar de
formas inesperadas; partiendo del argumento, si pensamos en comparar los hechos
sociales con un juego de mesa, más que parecerse al ajedrez, donde cada movimiento
es pensado detalladamente, se asemeja mas a una fila de piezas de dominó, donde
un simple y quizá involuntario movimiento, trae aparejadas consecuencias de
forma rápida e incontrolable. Ayuda a repensar de donde venimos, donde estamos,
hacia donde queremos ir y que podemos hacer para lograrlo.
Un hombre que tenía buenas
intenciones, no supo llevarlas a cabo y termino siendo un tirano y abismando la
locura.
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